Tradicionalmente, se han valorado más las capacidades conocidas como cognitivas.
En la actualidad, el sistema educativo formal sigue sin atender la dimensión emocional de los alumnos y alumnas. No haber sido educados emocionalmente, nos hace sentirnos vulnerables ante nosotros mismos. Muchas veces no sabemos cómo posicionarnos ante nuestros propios estados de ánimo, puesto que no hemos adquirido los recursos y herramientas necesarios para hacerlo.
Se entiende regulación emocional como la capacidad de manejar adecuadamente nuestras emociones, la flexibilidad para afrontar los cambios necesarios, y la apertura y la disposición necesarias para afrontar diversas situaciones.
El momento que estamos viviendo puede transformarse en un espacio de aprendizaje, a partir de lo que surge en nuestro interior. Es importante establecer una relación adecuada con nuestra tristeza, nuestra confusión y nuestra incertidumbre para que nos ayuden a crecer personalmente.
En este curso aumentaremos la conciencia de nosotros mismos a través del conocimiento y la profundización en nuestras emociones. Entenderemos por qué surgen, qué mensaje nos traen y cómo podemos regularlas a fin de que se conviertan en nuestros guías internos.
Emprenderemos un viaje de autoconocimiento en el que la aceptación, la empatía, la escucha activa y la atención serán las claves principales.